El QB Mac Jones lleva una racha bastante negativa este año; ha lanzado al menos una intercepción en los últimos 9 encuentros de su carrera, y no parece haber tocado fondo. Aunque eso puede dirigir a muchos a creer que tenemos un bust entre manos, probablemente es algo injusto en el análisis.
Es cierto que resulta indefendible últimamente, pero recordando su primer año, es sorprendente lo mucho que ha cambiado para mal: peores lecturas, más riesgos en sus pases y menos paciencia. Cuando tuvo lo contrario, logró el mejor año estadístico de un QB novato de la franquicia: 3 801 yardas, 22 TD y 67.6% de sus pases completos, fueron números por encima de la media en 2021. Derivando en ser incluido en el top 100 de la NFL este año por sus compañeros de la liga.
A pesar de las altas expectativas (y con razón), sigue sin ser ese QB top 10 que los más exigentes esperaron. Aunque, eso sí, está entre los “mejores” entregando intercepciones esta campaña. Con tan pocos momentos de brillantez este año, preocupa una tendencia que lo lleve a echar por tierra tanto esfuerzo y tiempo que él y varios invirtieron en él. Sin embargo, ¿New England es uno de esos inversores?
Hay que ser sinceros, Jones no tiene un trato como sus excompañeros en Alabama, Jalen Hurts y Tua Tagovailoa; no tiene un WR1 como A.J. Brown o Tyreek Hill, un roster superlativo como los Eagles; más bien, un equipo aún limitado, que todavía no tiene los playmakers necesarios para competir en la NFL, ni que decir que poseen coordinadores con experiencia para arroparlos. Como vimos en los casos anteriores, pasaron de las críticas a los elogios gracias a como los rodearon.
Jones perdió a Josh McDaniels, varios entrenadores de posición en el proceso y hubo poca inversión este año. Tal vez pensando en 2023, New England ahorró demasiado dinero para su roster, aun cuando en 2021 quedó claro que no tenían manera de competir con otras ofensivas contendientes (véase Buccaneers, Cowboys y Bills).
Por ejemplo, el domingo pasado es evidente que ya ni la línea ofensiva le ofrece protección como en otros juegos. El equipo permitió un récord esta temporada de seis capturas, algo más propio de la OL de los Bengals el año pasado, que de esta con varios jugadores talentosos. Es innegable que la participación de Matt Patricia tiene mucho que ver, pues dirige a los linieros (como entrenador de posición) y tiene la responsabilidad de mandarle jugadas al ataque.
Lo peor es que estos problemas ya fueron evidentes en la segunda mitad del juego contra Chicago, donde cambiaron a Jones por el novato Bailey Zappe. Contra los Jets se acentuó aún más, y si lo comparamos con su último duelo contra ellos en 2021, ni siquiera se acercó a las 307 yardas y 2 TD que logró sin problemas.
Más allá de pedir victorias, el equipo debe valorar su inversión en la posición de QB. Sea Jones o Zappe, es innegable que las cosas en ataque no son constantes y a veces caen estrepitosamente. Esto puede tener efectos negativos a la larga, pues varios en el vestidor lo quieren y respetan, ¿cómo verían que su líder es menospreciado por Bill Belichick?
“Mac es un crack. Lo sabemos. Eso nunca se pone en duda,” dijo el TE Hunter Henry ante los medios. “Es nuestro líder. Salimos y competimos por él.”
“Su dureza, liderazgo y, honestamente, su persistencia [destacan],” dijo Nelson Agholor también. “Demuestra constante determinación todos los días. No importa que sucedió en la jugada anterior, o la semana pasada. Él se adapta al momento y nos entrega todo lo que tiene.”
Y poco a poco, varios medios reportaron una frustración en las laterales durante el encuentro en New Jersey. No obstante, no es el único. Entre lo que hace el staff y su desempeño, realmente no puedes evitar compartir el sentimiento viendo este ataque y sorprenderte de la regresión mostrada:
Esa comunicación que tenía antes con sus entrenadores es inexistente, y cada vez más está la certeza que Belichick no hizo bien en dejar de trabajar un sucesor para Josh McDaniels. Sabiendo que algún se le iba a ir, ahora vive con las consecuencias. De cierta manera, por eso no le queda otra que apoyar a su pasador, que cada día tampoco parece estar cerca de volver a ser ese chico maravilla.
Jones tampoco esta exento de culpa, simplemente porque se siente que toma su rol de protagonista demasiado en serio. En lugar de aportar, solo fuerza jugada y situaciones. Cuando sigue el flujo de las jugadas, es mucho mejor, pero ya es normal encontrarle pases que ignora en busca de algo más sustancial, como para darle un giro a su carrera:
A muchos les gustaría que fueran por el QB Lamar Jackson en 2023 o incluso buscar un pasador en el próximo Draft NFL, pero la realidad es que no suceder. Bill Belichick tiene la responsabilidad de calmarlo, guiarlo y traerlo de regreso a la senda del éxito. Sin importar que no sea ese talento generacional, tampoco tiene el nivel que estamos viendo, por eso no puede seguir así.
Encontrar un punto medio entre las facilidades que le dieron a Zappe y los riesgos que quieren darle a él es urgente, especialmente para devolverle la confianza perdida. Y él, deberá hacer lo posible por recordar lo que le dio éxito en primer lugar.
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