Por Hugo Fuentes
Comenzaba la semana 7 de la NFL y Mike Vrabel uno de los favoritos de los fans para ser el sucesor de Bill Belichick, estuvo presente en las instalaciones tras haber sido inducido al salón de la fama de los Patriots un día antes.
Mientras tanto, el actual head coach y general manager no había parado de sonar en los medios tras seis desesperanzadoras semanas. La tensión estaba en el aire, y el reporte de Ian Rappoport reportó que había firmado una extensión de contrato en total discreción durante la offseason. Y por supuesto, ahora los fans querían ver si respondía en el emparrillado.
Tras vencer a los Bills, el coach alcanzó su victoria número 300 con un marcador de 29-25 a favor frente a los temibles Buffalo Bills, utilizando el arsenal a su disposición de la manera más creativa que se ha visto durante toda la temporada.
Un final digno de enmarcarse, rumores y nuevas esperanzas fue lo que llenó de emoción el fin de semana para los aficionados de los New England Patriots tras ver ganar a su equipo por apenas segunda ocasión en la temporada. No ha sido fácil, pero si sigue así será difícil moverlo.
Quién conoce a Bill Belichick sabe que desde el ha tenido el cargo de head Coach y General Manager, teniendo no solo control en el vestidor, sino también teniendo la última palabra en la contratación de personal, staff y jugadores con los que armaría su equipo año tras año.
En la llamada era de la dinastía (2001-2019) el sistema de “one man band” que hace referencia a una persona que ocupa múltiples cargos de distinta relevancia en una organización, era un método que a la distancia parecía ser funcional para los Patriots. Pero también contaba con un consejo de asistentes, como Ernie Adams, bastante notable.
Quiénes lo rodean ahora sinceramente carecen de esa estrellita. La NFL evoluciona naturalmente, Si bien Bill Belichick logró desde un principio armar equipos de Super Bowl con jugadores inundados por el Patriot Way por encima de buscar un beneficio monetario individual sería una imposibilidad transportar este método a la era actual.
Nada más hay que ver cómo sus dos WR estrella están dando peores resultados que un TE reserva:
Nadie debería quitar mérito a Bill Belichick en su valiosa aportación a la construcción de la dinastía, pero debe admitirse que la nueva era de la liga no es totalmente compatible con un sistema administrativo anticuado.
Es en este punto donde la posibilidad de permitir ser head coach a Bill el resto de su carrera puede ser una opción viable, pero no puede seguir poniéndose el pie como GM.
No solo se trata de gastar caro, sino ser inteligentes otra vez. Casos como el del S Jabrill Peppers o el WR Kendrick Bourne, están bien con sus contratos modestos. Pero de repente adelantarse a lo que dicta el mercado, pagarle al LB Matthew Judon y tener un gran playmaker a un costo razonable, habiéndole pagado lo justo en su momento es mejor.
Bill tiene que verse al espejo y repetir lo que dijo su mentor, Bill Parcells:
“Si quieren que cocines la cena al menos te deben dejar comprar algunos de los ingredientes.”
Independientemente de los resultados que nos depara la temporada 2023 de la NFL, el factor edad del actual HC es un reloj de arena que apresura a Robert Kraft a reflexionar y analizar acerca de los prospectos para la posición en el futuro.
En los días pasados, el periodista Tom E. Curran señalaba la posibilidad de que su extensión coincida con la cantidad en el contrato de Jerod Mayo. El coach de linebackers, co-coordinador defensivo no oficial, rechazó una oferta de los Browns para entrevistarse el pasado mes de enero como su coordinador defensivo. La cuestión es cuándo estará listo para dar el salto y podría ser después de la próxima campaña, por ahí de 2025.
En lo administrativo es más complicado. Los buenos GM están atados y las opciones en casa con Matt Groh dejan mucho que desear. Kraft debe ser consciente que un cambio tan significativo traerá consigo nuevos retos, pero también un cambio a la filosofía del equipo.
Sé que muchos quieren fuera a Bill, traer a tal o cual, pero vean los casos de nuestros rivales divisionales y verán que no se trata solo de traer nombres atractivos sino proyectos importantes. Esto no se hace en cuestión de meses, menos en semanas. Si nada te mejora al actual, ¿vale la pena cambiarlo?
A día de hoy es inadmisible mantener a Joe Judge en ese rol. Adams fungía como apoyo a los entrenadores, scout de los equipos rivales y un tipo de guía para el head coach en cuestión. No tenerlo desde 2021 ha significado un bajón considerable.
Bill es Bill, nunca dejará de ser un grande, pero también lo fue por quienes lo rodearon. Nos guste o no, que el actual coach de WR no desarrolle talento, que su asistente más cercano sea Judge, etc. nos hace pensar si habrá una reorganización el próximo año del staff y no solo del roster.
Sea como sea, 2023 nos debe dar una lección que aprender y no dejarlo como una simple anécdota como erróneamente se hizo con 2022. Belichick tiene suficiente tiempo para callar bocas, pero también de reflexionar y esa reunión con Robert Kraft en enero puede ser crucial.
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